Acerca del PHI


Antecedentes

       El Partido Humanista es un organismo que forma parte del Movimiento Humanista. Este surgió el 4 de mayo de 1969 con una exposición pública de su fundador, Silo, conocida como “La Arenga de la Curación del Sufrimiento”; dada en un paraje de la Cordillera de los Andes llamado Punta de Vacas, cerca de la frontera entre Argentina y Chile.
      El Movimiento Humanista se basa en la corriente de pensamiento conocida como Nuevo Humanismo o Humanismo Universalista. Ésta se encuentra expuesta en la obra de Silo y en la de los diversos autores que en ella se inspiraron.
      Este pensamiento, que implica también un sentimiento y una forma de vivir, se plasma en múltiples campos del quehacer humano, dando origen a diversos organismos y frentes de acción. Todos ellos se aplican en sus campos específicos de actividad con un objetivo en común: humanizar la Tierra, contribuyendo así a aumentar la libertad y la felicidad de los seres humanos. Asimismo tienen en común la metodología de la No-violencia Activa y la propuestadel cambio personal en función de la transformación social.
      Otros organismos surgidos del Movimiento Humanista son: La Comunidad para el Desarrollo Humano, la Convergencia de las Culturas, Mundo sin Guerras y sin Violencia, y el Centro Mundial de Estudios Humanistas.
El Partido Humanista fue creado a mediados de 1984 a partir de la Secretaría de Asuntos Sociales de La Comunidad (para el desarrollo humano) y realizó su primer Congreso Internacional en Florencia en 1989.


Ideas básicas

      Los planteos del Partido Humanista[1] parten de la necesidad de libertad que experimentamos los seres humanos y sus propuestas apuntan a la transformación y superación social de la violencia que, en sus distintas formas, genera sufrimiento y contradicción en individuos y pueblos.
El ser humano tiene la capacidad de transformar al mundo y a sí mismo, gracias a la intencionalidad de su conciencia, avanzando y acumulando sus logros históricamente.
      Nacemos en un medio social e histórico que impone las condiciones entre las que se desarrolla nuestra existencia y ante las que, necesariamente, debemos elegir. A su vez, esto genera nuevas condiciones que se experimentan con coherencia o contradicción.
      La contradicción tiene su correlato personal en el registro de sufrimiento.
      La contradicción social es producto de la violencia. Esta violencia se manifiesta en la acción de despojar de intención (y, por cierto, de libertad) al ser humano o a conjuntos humanos. La apropiación del todo social por una parte del mismo es violencia.
      El sufrimiento personal y social debe ser superado modificando las situaciones de apropiación ilegítima y violenta que han producido contradicción en el mundo.
      En el proceso de humanización creciente, el ser humano enfrenta su intencionalidad a lo natural y a lo social para transformar las condiciones que traen dolor y sufrimiento para sí y para otros seres humanos, con los cuales puede identificarse. Esta lucha da continuidad al proceso histórico y sentido al ser humano, ya que afirma su intencionalidad frente al sin-sentido y la opresión.
      Esta intención que se rebela frente a la enfermedad, la desigualdad y la injusticia, contempla la rebelión frente a la muerte como máxima desobediencia frente al aparente destino natural, dando coherencia a la vida humana y permitiendo proyectar su libertad más allá de todo límite.
[1] Extraídas de las Tesis (ampliación de los principios), aprobadas por el 1º Congreso (Florencia 1989).


Propuestas de acción política

      El Partido Humanista propugna el sostenimiento (o el logro, si es el caso) del régimen democrático como forma de transición de la democracia formal a la democracia real, en la que se garantice la real separación de poderes, el respeto a las minorías y la democracia directa.
      Por otra parte, rechaza la violación de los derechos humanos, el empleo de la violencia como método de solución de conflictos y la concentración del poder.
      Con respecto a la metodología de acción, el Humanismo se rige por la acción no-violenta.
Al mismo tiempo denuncia toda forma de violencia física, económica, racial, religiosa, sexual, psicológica y moral.
      Aspiramos a una nación humana universal, en la que convergerá creativamente la enorme diversidad humana de etnias, lenguas y costumbres, de localidades, regiones y autonomías, de ideas y aspiraciones, de creencias, ateísmo y religiosidad.
      Coherentemente con esta aspiración, el Partido se dota de una organización federativa mundial, que le permite articular posicionamientos y campañas de amplitud internacional, manteniendo la autonomía y creatividad en los distintos niveles de acción hasta llegar a la base social, donde arraiga.
      Dentro de nuestras propuestas de ámbito mundial resaltamos por su urgencia la tarea de alertar, generar conciencia en toda la humanidad y reclamar el Desarme nuclear total, el retiro inmediato de las tropas invasoras de los territorios ocupados, la reducción progresiva y proporcional del armamento convencional, la firma de tratados de no agresión entre países y la renuncia de los gobiernos a utilizar las guerras como medio para resolver conflictos.
       El Partido Humanista denuncia la catástrofe ecológica y a sus promotores, a saber: el gran capital y la cadena de industrias y empresas destructivas, parientes próximas del complejo militar-industrial.
      Señalamos a la violencia económica, especialmente la debida a la concentración del capital financiero especulador, como causa del sufrimiento de los pueblos. En ese sentido propiciamos reformas impositivas que incentiven la distribución progresiva de la riqueza y nuevos modelos cooperativos de autogestión y cogestión que den coherencia a la relación capital – trabajo, aumentando la productividad y evitando la deriva de recursos al circuito especulativo. Por otro lado, la puesta en marcha de una banca pública exenta de interés, ayudará a la consecución de estos objetivos evitando la ilegítima concentración de recursos y poder en manos de la banca actual.
       Distintas formas de discriminación se imbrican con la explotación económica y adquieren carácter de violencia. El Partido destaca la violencia que se ejerce puntualmente contra las mujeres y los jóvenes, históricamente discriminados, junto a la que se ejerce sobre otros grupos humanos excluidos por razones económicas, raciales, culturales o religiosas.
      Propugnamos la descentralización del poder político hasta la base social, extremando garantías de respeto a las minorías y efectivizando el principio de igualdad de derechos y oportunidades para todos.
El acceso universal a la Educación a todos los niveles y a la Salud, gratuitas y de calidad, son prioridades del Partido.
      El Partido sostiene el principio de opción como expresión política concreta de la libertad y, por tanto, lucha contra toda forma de autoritarismo y monopolio económico, organizativo e ideológico.
Consideramos que toda política coherente debe asumir dos condiciones básicas:
  1. Renovación permanente de las instituciones jurídicas y políticas, basada en la idea de superación de lo viejo por lo nuevo, y
  2. Transparencia de los procedimientos políticos usados.